LA RECETA DE JABÓN MÁS ANTIGUA
Se creó 2500 años a. C. La inventaron los sumerios, un pueblo de Mesopotamia (actual Irak): un poco de grasa de oveja o de cabra, un poco de aceite, cenizas de plantas y ¡listo!. Evidentemente, estos jabones rudimentarios no olían a rosas y eran un poco flojos... Se utilizaban para limpiar la lana o curar las enfermedades de la piel.
¡QUÉ LOCURA!
En 2013, dos estudiantes africanos crearon un jabón que ahuyentaba los mosquitos. Este invento es muy útil porque permite combatir el paludismo, una grave enfermedad transmitida por estos insectos que pican.
¿UNA LIGERA EXFOLIACIÓN?
En la antigüedad, los griegos no conocían el jabón. Se limpiaban con una mezcla de agua, arena o piedra pómez, ideal para quitar la piel muerta. Los romanos preferían embadurnarse con aceite de oliva. Después, un esclavo les rascaba la piel con un estrígil, un rascador en forma de hoz pequeña.
LOS PRIMEROS JABONES DUROS Y PERFUMADOS
Muchos pueblos utilizaron durante mucho tiempo jabones en forma de pomada, hasta el día que los árabes aprendieron a fabricar jabones más duros gracias a un ingrediente extraído de unas plantas que crecían junto al mar. Era en torno al siglo X, en plena Edad Media. En el siglo XIII, los ingleses inventaron los primeros jabones perfumados. Los presentaban en pequeños boles de madera. ¡Qué bonitos!
UN JABÓN PARA EL PELO: EL CHAMPÚ
Los primeros champús, a base de jabón y de plantas, fueron creados por los ingleses en el siglo XVIII. Se inspiraron en los hindúes (habitantes de la India) que se hacían masajes en la cabeza con aceite fabricado con flores.
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