Después de un tiempo se fue al convento donde, desde su ventana, veía la hermosa ciudad, pero un día vio algo diferente. Vio a un hombre guapo que se daba un paseo todas las mañanas por al lado del convento. Ella se enamoró de él y él de ella, y a partir de ese momento, sin haberse conocido de nada, tenían todos los días y a la misma hora una cita desde la ventana.
Ella renunció a ser monja, que era su sueño, para irse con ese hombre, que no era como ella creía, y nunca pudo volver a intentar su sueño porque lo había cambiado por un hombre que no valía la pena.
No abandones tus sueños por cosas que no sabes cómo son, ni si son buenas o malas. Sigue adelante con tus sueños porque son lo que verdaderamente importa en la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.