Los incas no hacían construcciones de madera y no sabían hacer puertas ni puentes de arco. De modo que, para poder cruzar ríos muy anchos utilizaban puentes colgantes.
A la hora de construir estos puentes lo más importante eran las cuerdas. Las hacían con fibra de pita, una planta de hojas carnosas y enormes que pueden llegar a los tres metros. Dichas cuerdas, bien trenzadas y apretadas, eran muy resistentes, y tan gruesas como el cuerpo de un hombre.
El más famoso de estos puentes, situados sobre el río Apurimac, se construyó en el año 1350 después de Cristo. ¡Y resitió más de 500 años !
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