ANÉCDOTA

 Un día, especialmente el día de mi cumpleaños, se vinieron Ana y María a mi casa a dormir. Decidimos quedarnos despiertos toda la noche para ver el amanecer. Pues pusimos una película de risa, nos pusimos a dar vueltas por el salón y a saltar. Bajaron mis padres y nos dijeron que nos tumbáramos y estuviéramos tranquilos. No entendimos algo y nos pusimos con los móviles a toda voz. Luego, sobre las dos de la mañana, quitamos la película y pusimos una serie. Me entró hambre y fuimos a por chuches. Dimos un golpe fuerte y casi nos pillaron.