jueves, 11 de febrero de 2021

ANÉCDOTA

Esto me pasó una tarde de verano en la casa de Raquel. Yo fui a la casa de Raquel solo para merendar y bañarnos en la piscina, pero eso no se quedó así. Yo me quería quedar a dormir y Raquel, como una loca, chillando, diciendo: "¡SÍ! ¡SÍ!"

Los padres de Raquel aceptaron y ahora tocaban los míos. No fue fácil, pero aceptaron también. Todo iba a la perfección. Cenamos y nos subimos. Su madre le descolocó el cuarto a Raquel, la cama la puso pegada al armario, puso el ordenador en su "mesita" y nos puso una película. Vuelvo a repetir que todo iba a la perfección, hasta que se acabó la película. De ese momento hasta toda la noche, un desastre.

Terminamos de ver la película, pusimos la cama en su sitio y el ordenador me lo quedé yo porque Raquel se quedó con su teléfono. Lo peor viene ahora.

Sobre las cuatro de la mañana, Raquel me dice: "Marina, tengo hambre. Vamos para abajo a coger comida" Y yo acepté. Cuando ya estábamos abajo nos encontramos a su padre preparándose algo (no me acuerdo) y ¡cómo no!,  nos echó un broncón. (Se me olvidó contaros que antes de subirnos, su madre nos dijo: "Nada de comida en la cama") Pero Raquel se subió comida y no se dieron cuenta.

Sobre las cinco y cuarto llegaba la hora de dormir (pero la cama de Raquel era para una persona). Yo no sé cómo no dormí en el suelo.

                                                           FIN

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