lunes, 8 de febrero de 2021

ANÉCDOTA

 Algunos ya sabéis que casi todo me pasa con Nerea, por eso voy a contar cómo casi pierdo la mano.

Pues a ver, yo quedé con Nerea un día y nos aburríamos mucho. Entonces salimos a la calle con su patinete de tres ruedas, y claro, donde vive, la carretera está llena de baches y, para no matarnos, nos fuimos a dar vueltas por los callejones que hay. Claro, ya nos aburríamos de dar la vuelta al mismo callejón y fuimos a otro. 

Nerea dijo que fuéramos al callejón de al lado, y había una rotonda. Pues claro, decidimos bajar la calle.

Para colmo, el vecino de Nerea tiene un perro, y nos quisimos acercar porque estaba cerrada la verja. Ea, pues con toda mi buena fe, me acerqué y empezó a ladrar. Así que decidimos darle la lata para divertirnos porque nos aburría dar vueltas con el patinete. 

Estuvimos así un buen rato. Como era la hora de cenar y pasaban coches, nos fuimos por la acera donde estaba el perro. Es que no pudimos ser más tontas. Casi me muerde la mano al pasar, pero es que el dueño estaba fuera y nos fuimos corriendo porque se levantó, empezó a salir y nos asustamos. 

Desde ese día no me gusta pasar por esa acera.

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