jueves, 11 de febrero de 2021

ANÉCDOTA

 Esto me pasó hace tiempo, en la playa con Alberto. Un día estábamos en el hotel (porque fuimos los amigos juntos a la playa) y estábamos aburridos, y decidimos irnos a la playa (solos no). Tendríamos como unos 6 años o por ahí. Cuando ya estábamos en la playa, nos dimos cuenta que había bandera amarilla (pero nos dio igual) y obviamente, no nos dejaron meternos, pero sí correr como unos locos por el agua. Nosotros, tan contentos, ya empapados, empezamos a ver una ola muy grande (vuelvo a repetir que nos dio igual) 

Luego, cuando ya estaba la ola casi al lado nuestra, corrimos a por ella. Alberto, muy listo, fue corriendo con los ojos abiertos, y como estábamos en la playa, el agua es salada. Bueno, que la sal y la arena fueron directamente a sus ojos, y le empezaron a picar (¡cómo no!). Fue  corriendo con su madre para que le echase agua fría de las duchas y así se le curaron los ojos.

Cuando ya estaba bien, él no quiso irse al hotel, sino que quería seguir con las olas, pero eso sí, todos íbamos con las gafas de bucear. 

                                                                          FIN

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