Os voy a contar cómo mi gato, hace un momento, casi se muere.
Eran las 10:30 y yo me iba a ir a la cama. Estaba subiendo las escaleras, y de repente, mi gato empieza a maullar como si le estuvieran matando, pero super exagerado.
Mi madre y yo vamos corriendo, pasan unos segundos y no lo vemos. Los maullidos venían de detrás del sofá, así que mi madre mira y dice muy asustada: "Pero Lolo, ¿qué haces ahí metido?". El gato estaba comprimido, sin poder respirar, entre el sofá y la pared.
Mi madre abrió el sofá y Lolo empezó a respirar por la boca, pero con toda la boca abierta.
Ella siguió mirando detrás del sofá y se había hecho pis en el suelo. Claro, mi madre lo limpió, cogió a Lolo y lo puso en su cama.
Ahora por suerte está durmiendo sano y salvo en su cama, y menos mal que no le ha pasado nada.
Ahora ya entiendo el dicho: "La curiosidad mató al gato".
Doy gracias porque no se haya afixiado.
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