Este es un cuento hecho por mí:
Érase una vez, en la Isla de Belfish, la princesa Beth Oliver de diecisiete años estaba cansada de oír repetitivamente el mismo mensaje por parte de su padre: "Cuando cumplas los dieciocho, tendrás que casarte, para luego gobernar". A ella no le interesaba eso, decía que era una ridícula pérdida de tiempo.
Una tarde, cuando Beth estaba en la orilla de la playa, caminando, mientras veía tranquilamente como el agua empapaba sus pies, escuchó algo de unos jóvenes marineros que iban a pescar.
-Yo podría ir a buscar ese tesoro. ¿Es que no me veis capaz?- Dijo uno de los marineros.
Al oír la palabra "tesoro" se le iluminaron los ojos y se acercó disimuladamente para escuchar más. Al darse cuenta de que la conversación tan interesante de aquellos marineros había terminado, salió corriendo a por sus zapatos de color verde, se los puso y fue en dirección al castillo en busca de su padre. Ella estaba segura de que él sabría algo.
-Beth, que grata sorpresa, ¿por qué has venido tan pronto? Bueno, ya que estás aquí me viene genial decirte que. . .
-¿Sabes algo de un tesoro?- Dijo ella interrumpiendo a su padre por la impaciencia. Se la veía muy emocionada.
-¡Oh!, veo que ya lo sabes.
-¿Saber el qué?- Eso confundió a Beth.
-¡Ah!, ¿no lo sabes? Bien pues, he hecho una especia de "concurso".
-¿Qué?- Ahora sí que estaba confundida.
-Bueno, últimamente se han oído rumores de que la leyenda de los anillos de plata existe. Los chicos que quieran casarse con mi hija tendrán que encontrar y demostrar si es verdad el rumor en una semana. En caso de que sea verdad, tendrán que traerme los anillos con los que te casarás.
-Eso no va a ser posible. Yo no me voy a casar.- Dijo una vez más a su padre.
-Lo harás y no se hablará más del tema. Mañana a primera hora del día saldrán los navíos.
Beth fue muy enfadada a su habitación, dio un portazo y se encerró. Era injusto que su padre decidiese qué hacer con su vida por ella. Entonces, después de darle muchas vueltas, se decidió. Ella misma iría a buscar el tesoro para demostrarle a su padre que no dependía de él. Si se encuentra el tesoro primero, nadie se casará con ella. Estaba decidida. Mañana a primera hora estaría navegando el mar, y lo más emocionante, estaría en busca de un tesoro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.