- Y con el dinero que voy a ganar ¡me compraré una cesta de huevos de los mejores! Y así tendré un montón de pollitos.-
Y como se imaginaba todo lo que iba diciendo, empezó a sonreír -sí, claro- añadió. - Los pollitos crecen en seguida. Sin casi darme cuenta, tendré el gallinero lleno de gallinas ponedoras y podré vender los huevos que pongan. Los llevaré a la feria y allí mismo me compraré unos hermosos lechones. ¡Y hay que ver cómo crecen los lechones! Antes de que acabe el año, tendré cuatro o cinco cerdos para vender.-
Y, diciendo esto caminaba cada vez más animada. -Ni siquiera tendría que ir andando- añadió. Bien podía comprarme una carreta tirada por un caballo blanco, grande, fuerte y elegante. Además, con la carreta llegaría en un momento y podría hacer muchos más viajes.
La joven lechera estaba cada vez más contenta. -Atender a todas la gallinas, tantos cerdos y al caballo será un trabajo duro. Voy a tener que contratar a alguien que me ayude. Y no porque no pueda yo sola. Pero si pago a una persona dispondré de más tiempo para encargarme de las ventas en la feria-. Y así, hablando sola y con una gran sonrisa en los labios, la joven lechera seguía el largo camino que llegaba hasta la feria, ¡aunque tenía la cabeza en las nubes! -y si todo sale tan bien como imagino- añadió-, con el tiempo podría incluso comprar un buen carruaje y contratar a un cochero. A veces, es mejor no invertir en gastos. Y alguna ropa nueva tampoco me vendría mal… Pero en ese mismo momento, ¡Tropezó con una rama!
Entonces, la joven lechera estuvo a punto de echarse a llorar. De tanto imaginar en qué iba a invertir el dinero que consiguiera para la leche que llevaba en el cántaro, se distrajo, y ni siquiera consiguió llegar a la feria. -La próxima vez tendré más cuidado-dijo, muy arrepentida, mientras escogía unas flores para intentar venderlas y poder comprar un poco de pan.po podría incluso comprar
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