Esto creo que no lo sabe nadie, pero bueno. Cuando era pequeña, digo, más pequeña que ahora, yo tenía una OBSESIÓN muy fuerte con los chupetes. Y con una vaca, pero eso es otra historia. El caso es que yo no podía ir a ningún lado sin mis queridos chupetes. Siempre llevaba 4 ó 5. Uno en la mano izquierda, otro en la derecha, otro en la cabeza y otro en la boca. Los chupetes eran mi pasión. No me podía imaginar una vida sin chupetes. Todas las fotos que tengo de cuando era un bebé, aparezco con quinientos chupetes. Tenía 5 años y yo todavía no dejaba mi obsesión por los chupetes. Así que a mi madre se le ocurrió una BRILLANTE (HORROROSA) idea para hacer que dejase mi adicción a los chupetes...
Era una noche normal, yo iba con mi carricoche roto y mi muñeco de Coco, el de Barrio Sésamo dentro. Cuando íbamos a dormir, dejé mi carricoche, mi peluche y mi chupete justo al lado del espejo del salón. Al día siguiente, yo iba con toda mi buena fe a por mis cosas. Pero cuando vi mi chupete... tenía pelos por todas partes, era asqueroso. Me puse a llorar y mi madre, haciéndose la inocente, me dijo que era una cosa que le pasaba a todos los chupetes con el tiempo. Fue muy traumático y desde entonces no me volví a poner chupetes. Gracias mamá, me arruinaste la infancia. :")
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