Bueno, esta tarde estaba muy aburrida, y pues me ha venido la inspiración de hacer una historia. Todavía no tiene título, ni está acabada, pero voy a subir la primera parte.
La familia
Andrews era una familia, no muy destacada entre los demás.
Tenían dos
hijas, Lili de 7 años, la menor, y Sara de 15 años, la mayor.
Ambas tenían
una relación normal, como cualquier par de hermanas, había veces que se peleaban
y otras se abrazaban, pero a pesar de todo se llevaban muy bien.
Había veces
que cuando se peleaban Lili le decía a Sara: “¡GAFOTAAS, SABELOTODOOO!”, pero
no era la única que lo hacía.
A los doce, Sara
se compró sus primeras gafas y desde siempre era muy lista. A partir de ahí le
empezaron a hacer bulling. Nunca se lo contó a nadie, excepto a su mejor amiga Elisabeth.
Desde
siempre ella sufría de acné y también se metían con ella, por eso se hicieron
amigas.
Al poco
tiempo de conocerse se dieron cuenta de que no eran las únicas marginadas.
Había tres más:
LUKE: No se
metían con él por su físico, sino porque era el “DON LIBROS”, un lector aficionado,
se comía los libros.
MICHAEL: Por
unos conocido como “la albóndiga” y por otros “la pelota”.
CLIVE: Era
el único chico negro del instituto, sufría comentarios como “eh chocolate”, “negro
asqueroso”.
Todos formaban
el grupo “chicos extraordinarios”, creado por Sara. En este se apoyaban y se
recordaban que no estaban solos.
Bueno, hasta
aquí la historia va bien, pero, ahora las cosas cambian.
Lili
desapareció cuando su madre la mandó a tirar la basura. Desde ese momento no se
le vio más.
Pasó un día
y Sara y sus padres se volvieron locos buscándola.
Ella no pudo
evitar contárselo a los extraordinarios, que la ayudaron con su búsqueda, pero
nadie encontró nada.
La policía,
los vecinos y todos, la buscaban sin cesar.
Ya que estaban
todo el día fuera, Sara no usaba su teléfono, y observó que su teléfono tenía
más de 50 llamadas perdidas del mismo número, uno desconocido.
Con la
esperanza de que fuera su hermana llamó. Y un varón con voz muy grave, que Sara
nunca había escuchado dijo:
“Vaya, vaya, mira quién coge el teléfono, si es Sara Andrews. Esperaba tu
llamada, y antes de que digas nada, sé dónde está tu hermana. Es más, yo la he
secuestrado”
Cortó la
llamada.
Sara, en ese
momento, cayó arrodillada con cara pálida, estaba helada.
Rápidamente
llamaron a la policía, pero era como si ese número no existiera. Llamaron unas
cuantas veces, pero después de unas cuantas veces decía que ese número era inexistente.
Esa misma noche le llegó a Sara una llamada. Era el mismo hombre, pero con otro
número distinto. Se escuchó:
“Hermana”,
llorando “por favor, ayúdame. Estoy en…”. Alguien le tapó la boca, “bueno, como puedes
comprobar tengo a tu hermana. Dentro de tres horas ven al parque de al lado de
tu casa, y te daré instrucciones para encontrarla, ¡VEN SOLA. NO SE LO DIGAS A
NADIE, ¿ESTÁ CLARO?” gritando.
“Ssssssí”
con voz cortada.
“Está bien,
nos vemos allí” con voz calmada.
Solo faltaba
media hora y Sara se estaba vistiendo.
Llegó y solo
había una caja con una nota.
En ella
decía claramente que fuera al barrio más antiguo y tenebroso de su ciudad, al número
5 de la primera calle, que allí encontraría a su hermana. Aclaraba que podía ir
acompañada de 4 personas, pero no podían ser ni familiares, ni policías, así
que decidió llevar a los extraordinarios.
Continuará...
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