viernes, 25 de diciembre de 2020

LA CIUDAD SUBTERRÁNEA Y EL LIBRO DE LA VIDA

 Un fin de semana soleado, como todos los fines de semana

me fui con mi familia a las montañas más grandes del mundo, las montañas Metrópolis, ya que nunca las habíamos visitado.

Andando por unos caminos profundos de la montaña observé varias cuevas en diferentes lados de las montañas. Entonces, en ese momento, vi una especie de gnomo de mi altura más o menos. Iba caminando encorvado y llevaba un palo con una pluma sobre la oreja. También llevaba una gran mascarilla verde por la que se le asomaba los pelos de la barba.

Al verme echó a correr hacia la entrada de una cueva. Yo empecé a seguirle. Al entrar a la cueva encontré varios caminos y por suerte vi que entraba en uno de ellos, en el que solo podía entrar yo porque estaba muy justo. Seguí el camino hasta el final. Cuando llegué al final encontré una habitación muy grande con unas luces en las que había unas antorchas de fuego, unos signos muy raros en las paredes y una puerta gigante entornada. Me acerqué para asomarme. En ese momento vi tres pasillos muy grandes y raros, alumbrados por antorchas de colores. Pude escuchar unos ruidos muy extraños. Seguí el pasillo sin hacer ruido para que no me escucharan, y encontré una ventana abierta en la que veía una ciudad con pequeñas casas como setas. Fui hacia delante y, antes de llegar a la gran escalera de caracol que bajaba a la ciudad, me encontré al mismo gnomo que antes estaba huyendo de mí. Me acerqué a él y, asombrada por lo que había visto, le pregunté por qué huía de mí. A lo que me respondió: -''No podemos relacionarnos con gente del exterior. Solo salgo a explorarlo''.

En ese momento se escucharon voces, y me dijo que le siguiera hasta llegar al desván de su seta. Me enseñó todos los libros que describía sobre el exterior.

De repente vino su padre, y al tener contacto conmigo que era del exterior, se vio obligado a decírselo al jefe de la tribu Mahbara y me llevó ante él. Entonces el jefe Mahbara dijo que no lo podía permitir, y que nadie del exterior podía verlos ni ver a lo que se dedicaban.

Entonces yo le di mi palabra de que nadie sabría nada de esto. Me creyó, pero a cambio de eso tenia que someterme a una fiesta de inauguración donde me tenían que conocer los habitantes de la ciudad.

Después de la fiesta le pregunté a Rodolfo a qué se dedicaban y me llevó a la gran biblioteca donde los más sabios escribían sus libros. Me enseñó un libro gigante en el que no había fin: ''EL LIBRO DE LA VIDA''.

Tiempo después tuve que volver a mi casa ya que llevaban varios días buscándome. Me llevé un libro de muestra y así es como el primer libro llegó al exterior.

THE END.  

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