Esto no sé cuándo pasó, pero fue este verano. Yo me había ido con mi familia a Málaga. Mis padres habían salido a comprar y estábamos mi hermana y yo solas en el piso. Era de noche. Bajé las escaleras mientras miraba TikTok en mi IPad. No le estaba prestando mucha atención a mi alrededor. Pero cuando iba a bajar el último escalón, alcé la vista hacía el suelo para no tropezarme, y vi una cucaracha enorme. Rápidamente levanté el pie corriendo y subí las escaleras mientras gritaba: "¡SOCORRO QUE ME MUERO! (he de decir que era muy tarde y seguramente desperté a los vecinos)". Mi hermana vino corriendo y me dijo que por qué gritaba. Yo, casi sin aliento, le dije a duras penas que había una cucaracha, y mi hermana, que le dan más miedo las cucarachas que todas las cosas, cogió la fregona y bajó super decidida a matarla. No la encontrábamos, pero al frente nuestra la vimos, debajo de la cama de mi hermana, que estaba delante nuestra porque la puerta de nuestro cuarto estaba abierta. Ambas nos pusimos a gritar como locas mientras subíamos las escaleras corriendo. Volvimos a bajar, y volvimos a salir corriendo escaleras arriba gritando. A mi hermana se le ocurrió coger el insecticida (para moscas) y cuando bajamos, le echó todo el bote, literalmente. El cuarto olía fatal por el spray y mi hermana le echó tanto, que había un montón de algo blanco en el que flotaba la cucaracha antes negra, ahora blanca. Sí. Se había decolorado.
Y por esa razón mi insecticida para moscas es el arma contra todo animal (o insecto) que entre a mi casa. Pero si veo algo en mi casa, me pondré a gritar escaleras arriba.
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